¿Qué pasaría si una comunidad residencial en España se convirtiera en la primera en acoger y cuidar abiertamente a sus residentes felinos, un modelo a seguir para otros?
En muchos lugares, lo mejor que podemos esperar es que los gatos callejeros simplemente vivan tranquilos. Pero algunas comunidades podrían ir más allá:
reconocer y cuidar formalmente una colonia gestionada, y mostrar cómo es realmente una convivencia humana y responsable.
Lograrlo requiere nuevos acuerdos, ideas creativas y personas dispuestas a liderar con compasión y claridad. Requiere cooperación, pero también, a veces, simplemente tolerancia.
Y el impacto potencial es enorme.
Una colonia bien gestionada no solo mejora la vida de los animales, sino que fortalece el sentido de comunidad, demuestra responsabilidad cívica y refleja un enfoque moderno y humano de los espacios compartidos.
Esta es la visión por la que trabajamos:
comunidades donde personas y animales conviven con respeto, equilibrio y cuidado, y donde las comunidades se convierten en ejemplos de lo que es posible cuando la empatía y la buena gestión se unen.